La Municipalidad de Miraflores ha logrado emprender un ordenamiento que ninguna alcaldía se habría atrevido a proponer. A través de la ordenanza N° 518/MM, busca, entre otras cosas, reglamentar el uso de ‘micromovilidades’ a través de un estricto control del usuario y con la imposición de multas si este atenta a no cumplirlas. 

Lo que más inquietó a los usuarios son las multas que tendrían que pagar por infracciones minúsculas. Por ejemplo, los ciclistas que no están inscritos en el exclusivo “Registro Municipal de Motocicletas y Vehículos de Micromovilidad”, deberán pagar aproximadamente 1 UIT, lo que sería un aproximado de S/4.200 soles.

El hecho resultó tan escandaloso que la municipalidad miraflorina tuvo que emitir comunicados apelando a la mala interpretación de la norma. Según la municipalidad, quienes pagarían la penalidad serían las empresas que alquilan estas micromovilidades, mas no el usuario. Esto no apaciguó las críticas.

Surgen preguntas como si se estaría limitando a una empresa a prestar servicios de movilidades mecánicas no-contaminantes, o qué pasará si un ciclista no alquila la movilidad de ninguna empresa, o que necesite conversar con alguien y al mismo tiempo conducir bicicleta (una práctica antiquísima en la cultura del ciclista). ¿Qué pasa si vengo de otro distrito? ¿no se aplicará la norma? ¿se aplicará, pero no se sancionará? ¿cuál es el sentido real de la ordenanza?

Al parecer, en un intento no calculado por sofocar la caja fiscal miraflorina, y de marcar distancia radical en la prevención de accidentes, el municipio giró la mirada desde las cústers informales, a las bicicletas y scooters. Cabe resaltar que, con el reglamento, todas aquellas micromovilidades no inscritas en el registro municipal han pasado a la informalidad.

Por otro lado, los ediles miraflorinos no han sabido comunicar los cambios que la ordenanza solicitaba. Tampoco han sabido recibir los reclamos con respecto a estos vehículos. Su aplicación significaría una pérdida de recursos, desde la manufactura para tramitar los registros, hasta el personal encargado de ello. Esperemos que este tipo de ordenanzas no se propague hacia otras zonas exclusivas de Lima.