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¡Todos al centro!

Coincidentemente, la política partidaria de nuestros virtuales presidiarios presidenciales, tienen algo en común.

"¡Se acabó el recreo!", repetía un empresario que duró 2 años y 8 meses en el poder; "¡Los errores no se vuelven a repetir!", mencionó quien volvió a ser cuestionado por lo mismo en su segundo gobierno; "¡Conga no va!", dijo el militar que cuando llegó al gobierno hizo todo lo posible para que el proyecto fuera; "¡Vamos a cambiar la constitución!", manifestó el Pachacutec quien al llegar al gobierno, cómodamente gobernó con aquella constitución; "¡No al shock!", proclamó quien aplicó el shock...

Pipa Acebedo

Publicado: 2019-04-22

En 1990, un desconocido Alberto Fujimori Fujimori postula a la presidencia de la República bajo el membrete del partido centrista "Cambio 90". Repite el escenario en 1995 y gana nuevamente la banda presidencial. Un aplastante 64,4% logró derrota al quinto secretario de las Naciones Unidas, el abogado Javier Pérez de Cuellar. Culmina su mandato y toma fuerza la oposición. Esta, apuesta por revertir la calamitosa situación dejada por el régimen fujimorista.

Empieza la campaña de "Peru Posible". El partido se ubica inmediatamente en el punto cero del plano político cartesiano. Los rasgos andinos de su candidato convencieron rápidamente al electorado. Alejandro Toledo, quien animósamente se había autodenominado el "Pachacutec" que acabaría con la corrupción, logra la presidencia; sin embargo, una hija no reconocida, fue suficiente para que Toledo salga por la puerta chica de Palacio. Se necesitaba nuevo presidente.

Producto de tanto abuso político, el electorado había sufrido algún tipo de shock político-mental; de ese modo, escogió por segunda vez a Alan García. Era de esperarse, se encontraba entre las derechas de Lourdes Flores Nano y las izquierdas de Ollanta Humala Tasso. Es entonces cómo el Partido Aprista atrapa el bastón del centrismo y denomina a la vieja Alianza Popular Revolucionaria Americana como un partido de centro. La juventud era su propósito. Culmina su mandato y el electorado seguía en pie. Estaba obligado a votar.

Entonces, ve con nuevos aires al ayacuchano Ollanta Humala. A diferencia de su primera contienda, el militar ahora se diferenciaría con el centrismo de "Gana Perú". Cambia el polo rojo por el polo blanco, y da un salto al centrismo del espectro político. Así, con un país polarizado, le arrebata la banda presidencial a la hija el dictador: Keiko Fujimori. Al término del su gobierno, tras incumplir con sus promesas, sumamente avergonzado el electorado sede el padrón electoral a la generación que en babero había vivido el fujimorato.

Un anciano jocoso a la cabeza del partido que llevaba sus iniciales, fue suficiente para convencerlos. Enfretando nuevamente a Keiko Fujimori, Pedro Pablo Kuzcynski se sube al tren político-centrista en un intento de diferenciarse de posturas 'extremistas'. Rechaza, según dijo en una entrevista para La República, la izquierda y la derecha. Gracias a sus 'ppkausas', -y la negación del fujimorismo- llega al gobierno. Pero en poco tiempo, escándalos por corrupción y la poca iniciativa gubernamental, lo desterró de Palacio.

En todos estos mandatos escogidos por votos popular, los delitos en sus gobiernos son conocidos: matanzas, diarios chicha, desapariciones, vladivideos, corrupción, colusión, tráfico de influencias, peculado, Ecoteva, tren eléctrico, narcoindultos, petroaudios, lavado de activos, lobbys, agendas, adendas, Panama Papers, enriquecimiento ilícito, financiamiento ilegal, Westfield Capital, Odebrecht, OAS, escándalos; entre otros pecados políticos que solo con cárcel se podrían pagar.

Estos, le costaron a Alberto Fujimori 25 años de prisión efectiva; a la pareja Humala-Heredia, algunas semanas de prisión preventiva (aunque logró salir y hoy cumple con comparecencia ante la justicia); al "cholo sano y sagrado", la orden de captura que hoy pesa en su contra (impedida por su astuta fuga del país a los Estados Unidos); al longevo que te avisaba que "se acabó el recreo", le otorgaron tres años de prisión preventiva; y, al engreído de Haya de la Torre, al verborrágico Alan García, una orden de detención preliminar, la cual obligó a que su conciencia acabase con su propia existencia.

Fujimori, Toledo, García, Humala y Kuczynski, tienen en su política partidaria algo en común: el centrismo político partidario. Nos estamos llenando de estos pseudo-políticos, estamos hasta el cuello de falsos centristas y tecnócratas que siempre dicen saber qué hacer. Este "centrismo peruano", alimentado por el márketing político y los medios de comunicación, ha conquistado los corazones despolitizados de quienes aún aspiran tener un gobierno limpio en un país que lo suplica. Los políticos se identifican con el centro porque es más fácil responder "quizás" ante un "sí" o un "no". Polarizar la política puede ser peligroso, porque se acostumbra al electorado a pensar en 'blanco y negro'. Sin embargo, con un electorado políticamente maleducado, las posiciones neutras son aún más peligrosas. Entre los girondinos y los jacobinos estaba el Rey, sin ninguna posición, sin ninguna acción.

Tal vez, éstas contradicciones políticas impulsen a las futuras generaciones a rechazar a los falsos mesías políticos, quienes se esmeran en hacer creer que existe un espacio neutro en la política donde nadie se ensucia, donde todos se quieren y todos se abrazan. La política cambia la historia. Es volátil. No es cuestión de buenas intenciones. Muchas veces, los ideales políticos han tenido que trascender a costa de las vidas de sus ideólogos; sin embargo estamos en nuevas épocas y, la muerte por ideas, ha quedado en la historia. Tenemos hoy en día al Internet, a la Word Wide Web, como recurso para la posteridad, como el conector entre el pasado y el futuro.

La situación será la misma hasta que no se le exiga al político sentar correctamente sus ideales. Hace poco, de forma irresponsable, un outsider dijo en las presidenciales que "las ideologías ya no sirven". No es cierto. Las ideas componen la psique del ser humano desde que tiene uso de razón hasta que lo pierde. Ignorar la realidad político-social, solo hará que los hambrientos de poder continúen engañando a nuestra sociedad. Hay que exigirles que sus ideales sean producto del estudio y el análisis de nuestra realidad nacional, que sea el altavoz de los requerimientos que nuestra nación protesta. Y nosotros, exijámonos saber quiénes son, antes que la historia -de la peor manera- lo demuestre.

>> Posición política en Perú: expresidentes en el ápice de la corrupción


Escrito por

Pipa Acebedo

Blog personal. @Pipaam


Publicado en

Columna Vertebral

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